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Serie: 3º Inconsciente
Editorial: Ediciones Urano / Titania Sombras Fecha de publicación: 6 Octubre 2014 PVP: 19 € |
De pronto, la banda de rock de Kellan se vuelve increíblemente popular. Ahora, él y Kiera se verán enfrentados a una pregunta fundamental: ¿puede el verdadero amor soportar las presiones del éxito?
Las amistades que han forjado, la historia que han creado en común, ¿podrán ayudarlos a navegar las aguas turbulentas de la fama? Un ejecutivo codicioso, una estrella pop en decadencia y un circo mediático que se alimenta de mentiras y distorsiones son algunos de los obstáculos que los amantes deberán superar si quieren permanecer juntos. La fama tiene un precio, y tal vez, para Kiera y Kellan, termine siendo demasiado elevado.
Después de Inconsciente y su secuela Imprevisible, S. C. Stephens nos trae el impactante final de su sensual trilogía sobre el inicio y el crecimiento de una verdadera relación de amor.
Crítica
Último libro de la trilogía Inconsciente, un libro que vuelve a conseguir que la saga suba de nuevo, aunque al inicio pensé que me iba a ocurrir como con el segundo de la serie, Imprevisible.
Durante los primeros capítulos, que en este libro es casi la mitad de la novela, sentía que no avanzaba. Es cierto que esas páginas tienen su importancia, son unos capítulos cruciales para el libro, pero mientras los iba leyendo, era como si no me llegase información nueva, que lo que me relataba, cambiando a la chica en cuestión, era lo mismo de siempre. Lo más destacable en estas hojas es la relación de Kiera con Griffin, la relación entre ellos y la de Griffin con Anna, que a pesar de ser secundarios es lo que más puedo destacar de esta primera parte. Creo que si no hubiese tenido el aliciente de estar entre el amor y el odio con Griffin, me hubiese costado más avanzar.
Pero esto cambia a partir de que todo lo que hacía que el libro no tuviese ritmo en la historia, saliese a la luz y la historia de verdad cobrase vida. Este cambio hizo que volviera a tener ilusión y que me enganchara de nuevo con la historia de Kellan y Kiera. A partir de este momento, volví a sentir lo que esta saga me ha transmitido en cada uno de sus libros, esa angustia y felicidad a la vez a medida que lo lees, porque creo que ese es el verdadero punto fuerte de la trilogía entera. Vas leyendo los capítulos, vas deseando acabarlos porque necesitas saber qué ocurrirá y si todo acabará como debe, pero sin darte cuenta, también odias que se acabe la historia porque no quieres dejar de leer sobre ellos.
Otro punto que me ha dejado con ganas de más (y eso que estamos hablando de un libro de 600 hojas) es que de los secundarios se hablase más. Me hubiera gustado conocer más sobre cada personaje y cómo eran las relaciones que mantienen entre sí, porque entiendo que estos libros son desde el punto de Kiera y nada más, pero se nos deja ver pedazos de los demás y yo necesitaba más. Nos va desmigando las relaciones de Jenny y Evan (los cuales me encantan y son de los que más quería saber), de Rachel y Matt, de Anna y Griffin (quienes tomaron una gran importancia en este libro, lo que a mí me encantó, porque dejó que viéramos la mejor parte de ambos personajes) e incluso saber más de Kate y Justin o Cheyenne y Meadow. Con Denny y Abby también tenemos nuestros detalles, que nos deja ver cómo la otra parte implicada y dañada del primer libro, acaba teniendo su final feliz. No he podido evitar que me faltase esta parte, ya que se nos muestran a los personajes de una forma que es imposible no sentir el deseo de conocer sus historias de verdad.
En cuanto a los protagonistas, Kiera y Kellan, no sé ni qué decir. Creo que la autora ha sabido crear a lo largo de la saga unos personajes perfectos en cuanto a su estructura. Dos personajes que maduran a lo largo de los libros, que aprenden de sus errores y que van aprendiendo a llevar una vida para la que ambos, aunque sin saberlo, estaban destinados. Kellan me parece un hombre de los pies a la cabeza y que, como siempre ocurre, no todo es oro lo que reluce y siempre existen sutiles sombras que tiene que superar. Los detalles que tiene con Kiera, cómo la protege, la quiere, la desea sin importar nada más, me parecen encantadores y que todo ser humano debería sentir en algún momento de su vida. Con Kiera, la primera palabra que me aparece en la mente es adorable. Una chica que no se preocupaba por nada más que por estudiar y su novio, llegó a convertirse en una mujer con unas metas en su vida y llegar a superar los complejos o inseguridades que arrastraba durante años. Creo que son una de las mejores parejas que he tenido el gusto de leer en un libro, puesto que ambos se compenetran, se quieren por encima de todo y que hasta los pequeños detalles, como un simple pétalo de rosa, acaba siendo un pilar en su relación.
Si me tengo que quedar con alguna parte del libro, esta sería el final, los cinco últimos capítulos, para mí, de chapó, perfectos para esta historia. Yo creo que la autora no pudo crear una atmósfera mejor para dar por terminada esta saga. Noté que volvía a estar como en el primer libro, angustiada, muerta de miedo, pero con la esperanza de que todo fuese hacia delante. Volví a sentir ese nudo en el pecho, con el corazón latiendo fuerte e incluso, en algunos momentos, llegué a pestañear deprisa para evitar mojar el libro. Volvería a leer estos capítulos encantada, más ahora, sabiendo cómo acaba todo.
Una saga genial a pesar de su extensión, cada libro ronda los 500 hojas arriba/abajo por lo que asusta, pero que lees sin darte cuenta, porque si te engancha el primero estás perdida y necesitas leer los demás. La autora ha sabido crear un ambiente, unos personajes, unas historias en cada novela que hacen que yo, personalmente, la recomiende sin dudas. A este libro le daré de nota un 8,8, puesto que volvió a enamorarme como el primero, pero no puedo quitarme esos puntos que no hicieron que me enamorara del libro desde el principio.
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